La ventana Passivhaus es un objeto extraño. Algo así como el dicho  de que si anda como un pato, nada como un pato y  grazna como un pato, pues va a ser que es un pato. Pero aquí es al revés. Si tiene cristales como una ventana, si se abre como una o dos hojas de una ventana, si tiene un marco donde van las hojas de la ventana, si lleva una manilla como una ventana pues, al final, va a ser una ventana. Pero no, al final, no es un pato ni una ventana. Entonces, ¿qué es?

La idea popular de la ventana es que es eso que se pone en el hueco que el edificio tiene. Que hace que entre luz a la habitación, que abrimos cuando queremos que entre el aire, o asomarnos a la calle, etc. Pero la ventana Passivhaus no es un objeto que tape ningún hueco. Ni que sirva para eso. Vale, pero, entonces ¿qué es?

Es la parte transparente de la envolvente del edificio. No es una ventana, es una envolvente Passivhaus. Resuelto queda el misterio de la no-ventana Passivhaus

La “ventana” es la parte transparente de la envolvente del edificio. No es una ventana, es una envolvente Passivhaus.

La peculiaridad de esta envolvente es que es transparente. Y no opaca, como el resto de la envolvente. Es decir, una parte de la envolvente es opaca y, la otra, transparente.  La continuidad completa de la envolvente del edificio Passivhaus ya incorporó la idea de la antigua ventana, y ya no hizo falta más la ventana. Imaginemos esta conversación:

  • Creo que voy a cambiar las ventanas de mi casa.
  • Anda, ¿todavía vives en una casa con ventanas?
  • Claro, como todo el mundo, ¿tu no?
  • Pues no, cuando me dijeron que una casa tiene que tener ventanas les dije que qué era eso. Solo recordaba vagamente que eran objetos que se usaron siglos atrás.
  • Entonces, tu casa está toda oscura, insalubre, sin luz, sin ventilar, ¿vives en un bunker cerrado?
  • No, mi casa tiene una luminosidad natural extraordinaria.
  • ¡Entonces tendrás ventanas!
  • No, lo que tengo es una envolvente del edificio que unas veces es opaca y, otras, transparente.
  • Ah, ya, ya, vale, vale, ¡adiós, me voy! –no entiendo nada-, ya nos veremos… –este tío está pirao…

Bueno, no estamos diciendo que esto de la envolvente transparente se entienda a la primera, caramba.  Se trata de enfatizar y subrayar que lo que se denomina ventana es infinitamente más -¡mucho más!- que lo que se entiende comúnmente por ventana. Y que muchas veces vamos muy alegremente a cambiar las ventanas sin ser del todo conscientes de la tremenda importancia que tienen. En Passivhaus tiene todo ese reconocimiento y así se dice desde el principio.

Por ejemplo, en Passivhaus, las ventanas no son ese objeto que se pueda cambiar o variar porque nos guste más otro o porque esa otra ventana sea más barata. La envolvente transparente Passivhaus ha sido calculada para que cumpla funciones extraordinariamente importantes en la edificación pasiva. Y si no se respeta su composición, sencillamente, la casa pasiva no funcionará. No será Passivhaus.

Otro modo de decirlo es este: estamos en casa, miramos a una pared del salón y nada de lo que hay detrás podemos ver, es opaca. Vaya, que no vemos lo que está afuera, en la calle o en el vecino de enfrente.  Ahora, recorremos con la vista esa pared hasta que llega a otra pared, pero esta vez esa pared sí nos deja ver lo que está detrás.  Mientras mirábamos a la parte opaca de la envolvente,  no veíamos nada de detrás; ahora que miramos a la parte transparente de la envolvente, sí vemos lo del otro lado. Esa parte transparente es lo que en el siglo XX llamábamos una ventana. ¡Por qué hemos cambiado en nombre? Porque el concepto que los une a lo que vemos y no vemos es el de la envolvente. Y este concepto el que trabajamos en su conjunto en las casas pasivas.

No es aceptable que una ventana Passivhaus esté mal instalada, ¡porque rompe la envolvente! Toda la envolvente, ¡incluida la parte opaca!

Por esto no es aceptable que una ventana Passivhaus esté mal instalada, ¡porque rompe la envolvente! Toda la envolvente, ¡incluida la parte opaca! ¿Alguien imagina que nos entreguen una casa con un agujero en un muro que da a la calle y nos digan que es así? Pues es lo que sucede si la ventana está mal instalada, si está mal fabricada, si está mal calculada o si nos hemos hecho trampas nosotros mismos instalando la que no era porque había otra  más barata y “no se va a notar el cambio”. Rompe las prestaciones energéticas para las que la casa pasiva fue diseñada. Y no es por esto por lo que hemos pagado. Y, tampoco, por lo que queremos una casa pasiva. ¿En qué cabeza cabe que construya una casa pasiva para que la envolvente transparente rompan la optimización del consumo de energía que se ha calculado tan meticulosamente?

Moraleja: si vas  a cambiar tus ventanas por unas pasivas o si vas a construirte tu casa o comprarla y es Passivhaus, asegúrate que la parte transparente de la envolvente cumpla con los requisitos para los que fue diseñada. Pídele al promotor o al constructor o al estudio de arquitectura  estos datos y verifica que la ventana instalada cumple con ellos.

Si es así, entonces, despídete de la ventana y da la bienvenida a la envolvente transparente.

Luis.

¡¿QUIERES SABER MÁS?!

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